El levante de las gallinas ponedoras es la etapa que comprende desde las 8 semanas hasta las 18 semanas de edad, aproximadamente. Durante esta etapa, las aves pasan de ser pollitas a ser pollonas, y se preparan para iniciar la postura.
El levante es una etapa crucial, ya que determina el potencial productivo de las aves, y por lo tanto, el éxito o el fracaso del negocio.
Un buen levante de las gallinas ponedoras implica lograr los siguientes objetivos:
Alcanzar el peso y el desarrollo corporal óptimos, según la genética y el tipo de ave.
Lograr una uniformidad del lote superior al 85%, es decir, que la mayoría de las aves tengan un peso y un tamaño similares.
Evitar el exceso o el déficit de grasa, que pueden afectar la postura y la salud de las aves.
Asegurar una buena salud y una buena inmunidad, previniendo y controlando las enfermedades, los parásitos y el estrés.
Estimular el desarrollo del aparato reproductivo, mediante un programa de alimentación e iluminación adecuados.
Favorecer el comportamiento natural y el bienestar de las aves, mediante un ambiente cómodo, seguro y estimulante.
Elegir una raza o una línea de gallinas ponedoras que se adapte a las condiciones climáticas, de mercado y de manejo de la granja.
Recibir las pollitas de un día de edad de una fuente confiable, que garantice su calidad genética, sanitaria y nutricional.
Preparar el galpón de levante con anticipación, limpiando y desinfectando el lugar, y colocando camas, comederos, bebederos, perchas, nidos y enriquecimiento ambiental.
Mantener una temperatura, una humedad, una ventilación y una iluminación adecuadas, según la edad y las necesidades de las aves.
Suministrar una dieta balanceada, que contenga los nutrientes esenciales que las aves necesitan, y que se ajuste a su etapa de desarrollo y producción.
Controlar el consumo de alimento y de agua, y observar el comportamiento, el estado de salud, el peso y la uniformidad de las aves, para detectar y corregir posibles problemas.
Realizar un manejo sanitario preventivo, que incluya vacunaciones, desparasitaciones, bioseguridad y control de plagas.
Proporcionar un manejo amigable, que respete el bienestar de las aves, y que evite el estrés, las lesiones y los comportamientos anormales.
Al realizar un buen levante de las gallinas ponedoras, se obtienen los siguientes beneficios:
Se mejora la producción y la calidad de los huevos, ya que las aves alcanzan su máximo potencial genético, y producen más huevos, de mayor tamaño, con mejor color de la yema y con mejor cascarón.
Se reduce el costo de producción, ya que se optimiza el uso de los recursos, y se evitan las pérdidas por mortalidad, enfermedad o baja productividad.
Se contribuye a la seguridad alimentaria, ya que se garantiza el abastecimiento de huevos para el consumo o la venta, y se mejora la calidad nutricional de los mismos.
Se mejora la salud y el bienestar de las aves, ya que se previenen y se controlan los factores que pueden afectar su integridad física y mental, y se favorece su comportamiento natural y su satisfacción.
Algunas recomendaciones para alimentar a las gallinas ponedoras durante el levante son las siguientes:
Utilizar una dieta de crecimiento, que tenga un contenido de proteína de alrededor del 16%, un contenido de energía de alrededor de 2800 kcal/kg, y un contenido de calcio de alrededor del 1%.
Suministrar el alimento en cantidades suficientes, según el peso y el consumo de las aves. Se puede utilizar una tabla de consumo de alimento, que indica la cantidad de alimento que necesita una gallina ponedora según su peso y su producción.
Ofrecer el alimento dos veces al día, una por la mañana y otra por la tarde, en comederos limpios y accesibles para todas las aves, y dejar el alimento disponible todo el día para que las aves coman cuando quieran.
Complementar el alimento con alimentos frescos, como verduras, hojas verdes, frutas, cereales, insectos y larvas, que aporten vitaminas, minerales y fibra, y que varíen cada día para evitar el aburrimiento y la monotonía de las aves.
Proporcionar agua fresca y limpia a libre disposición, en bebederos limpios y accesibles para todas las aves, y cambiar el agua con frecuencia para evitar la proliferación de microorganismos.